Visita a Santa Cristina.
Desde la linterna de El Polvorín cuento un total de 12 alcas en la bahía. Un buen número. También un Colimbo chico adulto, y ningún negrón. Las alcas no cesaban de pescar y acicalarse. No sería raro que buena parte de ellas integrasen un grupo detenido aquí en pleno viaje migratorio de regreso al norte.
La tarde estaba radiante, y me daban verdaderas ganas de tumbarme allí mismo a dejarme acurrucar por el tibio sol y el rumor del mar. Un primer invierno de Charrán ártico voló ante mí y se fue a pescar frente al Castillo de Santa Cruz. Me miró al pasar: “mientras unos trabajan, otros holgazanean y cotillean a los demás a través de telescopios”, parecía decir.
9.3.05
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario