Mediodía. Viento del oeste rolando a norte. Bajamar. Apenas hay cambios en la ría. Sólo un gavión adulto más (total 4 aves: 3 adultos y un segundo invierno), y un grupo de 11 vuelvepiedras. Y ligeras variaciones en los números de algunas especies:
25 gaviota cabecinegra
5 charrán patinegro
19 ostrero
25 correlimos común
1 correlimos zarapitín
2 archibebe claro
6 andarríos chico
2 chorlitejo grande
5 aguja colipinta
Y las garzas, garcetas, cormoranes grandes, patiamarillas, redioras, sombrías, ánades reales... La verdad es que hoy me aburrí un poco. Aunque no me faltó, ya al final de la visita, un momento de suspense. Se posa ante mí, muy-muy cerca, un martín pescador (había dos). Me quito la mochila con la tensa lentitud de un maestro de tai-chí. La poso en el suelo con extremo cuidado, como si llevase dentro un frasco de nitroglicerina. Doblado por la mitad, abro la cremallera poco a poco, con exasperante flema. Saco la cámara digital. Meee voooy incorporaaaando. Sin priiiisa. Siiin priiisa. El martín pescador me mira con curiosidad. Piensa: "¿qué le pasa al tiempo? ¿Por qué de pronto va todo más lento? ¿Debería de dejar de comer peces en esta ría llena de vertidos y basuras?". Enciendo la cámara. La ajusto al ocular del telescopio. La enciendo. Pero no enfoco ni disparo. Se ha agotado la batería. Mi rostro se contrae. El martín pescador vuela. Telón.
3.10.07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Boíssssssssimo, de verdade. Rim a escachar!
;)
Apertas,
Damián
Tranquilo, eso le pasa a cualquiera.
Hace unos días estuve por el nuevo tramo de paseo del margen de Oleiros inaugurado este verano y se deben de leer las cabecinegras muy bien en el lomo de arena, de 13 que ví sólo 1 adulta con tubo blanco, aunque como no había ya luz me fué imposible.
Un saludo.
Amadeo.
Publicar un comentario