19 de noviembre: bajamar, una cana y 39 archibebes claros

Hoy a mediodía la bajamar era extrema en la ría. Nada más llegar me encontré con Marcos Suárez. Ambos coincidíamos en mirar a un primer invierno de gaviota cana que buscaba lombrices entre el césped del paseo marítimo, acompañada por cabecinegras, reidoras, bisbitas comunes y varias decenas de lavanderas blancas.

Cuando la marea está tan baja algunas especies están muy dispersas, o ocultas en los canales, con lo que el censo no es del todo seguro. Para contar otras, sin embargo, es un buen momento. Estas son algunas cifras de hoy:

39 archibebes claros - un número muy alto
146 correlimos comunes - van llegando los invernantes
1 correlimos gordo
6 chorlito gris
6 zarapito trinador
3 aguja colipinta
1 aguja colinegra
27 gaviota cabecinegra

Las aves estaban muy inquietas, levantándose a volar cada dos por tres. Marcos y yo buscamos la causa bajo las nubes, pero tardamos en dar con ella. Un halcón macho adulto. Y con él, una hembra. Y con ellos, más lejos, un cernícalo vulgar. Y un gavilán. Este último se marchó pronto, porque la hembra de halcón decidió que no era bienvenido en la ría.

Luego un señor que suele pescar aquí nos explicó que suele ver a la nutria en el estuario, y que andemos atentos porque "acaba con todas las aves". Nuestras explicaciones acerca de la dieta de este animal no le convencieron, e insistió e el daño que tan feroz alimaña puede llegar a ocasionar en los nidos. "Aquí no hacen nido las aves, y menos en estas fechas", le respondimos. No se fue nada convencido. ¡Ojalá criasen algunas aves en la ría! Sólo las lavanderas boyeras se atreven a establecerse en el juncal, y sacar adelante a sus pollos a pesar de las ratas.