La Gaviota Bonaparte se ha convertido en una fija de la ría desde que llegó en marzo, y cada vez sois más los que os acercáis a verla, y los que os poneis en contacto conmigo a fin de localizarla. Estas rápidas notas son para facilitaros su hallazgo. Por supuesto, la Bonaparte es una más de las muchas otras especies de la ría. Ninguna de ellas merece menos atención que ella. Todas son fascinantes, cada una a su manera. Así que si de paso aprovechais para hacer algunos registros, incluso de las más comunes, y me los enviáis, estupendo.
Cómo llegar
La ría do Burgo se visita mejor desde su orilla oeste, en el municipio de Culleredo. Lo mejor es dejar el coche en la urbanización “A Ría” (1), en Fonteculler, muy próxima al puente del Pasaje (que atraviesa la ría), y recorrer el paseo marítimo hacia el fondo del estuario. También podéis aparcar junto al Jardín Botánico de Culleredo (2) donde hay menos plazas, pero desde donde todo queda más cerca. La empresa ASICASA une cada 15 minutos (cada hora en fin de semana) este lugar con la estación de autobuses de A Coruña.
Por dónde anda la Bonaparte
La Gaviota de Bonaparte es un animal con alas, y capaz de usarlas para volar. Puede por tanto largarse en cualquier momento, y por cualquier motivo, a un rincón en el que nadie la haya visto hasta ahora. Yo suelo visitar la ría a mediodía o por la tarde, y por mi experiencia puedo indicar dos áreas que frecuenta. En los que la veo “casi” siempre, vamos:
(3) Juncal inmediato al paseo marítimo, junto al Jardín Botánico. Cuando la marea está alta, se posa aquí con centenares de reidoras a descansar. Si alguien la encuentra entonces, que luego aproveche para hacer la quiniela, porque ese día está de suerte (lo que se suele contemplar es, semioculta por la la vegetación, una masa de cientos de gaviotas soñando, o con cara de sueño). Hay que aguardar a que baje la marea para que las aves se cayan desplazando a las descubiertas de fango inmediatas al juncal (a su alrededor: hay que buscar). O a que algo las asuste y se posen todas en el agua. No me gusta tener que escribir esto que sigue, pero como uno ha visto ya tantas cosas, ahí va: “un ornitólogo responsable nunca asusta a las aves para dar con una de ellas, porque su herramienta es la paciencia, no la estupidez” (Gustaff Much Lesgaviotten, autor del libro “El código Da Melanocephalus”). A veces la marea sube tanto que se inunda gran parte del juncal. Acuden entonces aquí las gaviotas, a por insectos atrapados en una suerte de Katrina a pequeña escala.
(4) Esta es otra zona a revisar, sobre todo en bajamar. Aquí he visto a la Bonaparte alimentándose en varias ocasiones. Hay que venirse andando: unos 10 minutos desde el juncal.
Buena suerte. Y no olvidéis las sabias reflexiones del profesor Gustaff Much.
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1 comentario:
Chapó!
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