El gallego de siempre soy yo. La polaca es Marta Prange, de Poznan, Polonia, anilladora científica y estudiante de Erasmus en la universidad de A Coruña. Ayer, después de leer mi post del lunes, me envió un e-mail para que la avisara en mi siguiente visita a la ría. Así hice hoy, y a las 15:45 ya estábamos mirando cómo subía la marea. Mientras la gris sombra de un chubasco crecía desde el suroeste, avanzamos por el paseo marítimo contando los muchos Charranes patinegros que hoy llenaban la ría con sus ásperos reclamos: “Krriiiik-Kriiiik” (lo que en charranpatinegro significa “esa inmensa nube os va a caer encima toda junta y vuestra óptica va a criar más hongos que los pies de un pocero”). Contamos nada menos que 88. Récord para el estuario. También registramos una buena entrada de Vuelvepiedras: 29 ejemplares. El resto de limícolas no se dejaron ver demasiado bien: entre 25 y 20 Correlimos comunes (entrada), las 3 Agujas colinegras, 1 Aguja colipinta (nueva), 4 Andarríos chicos y al menos 11 Archibebes claros.
Buscando entre las reidoras y cabecinegras posadas en el centro de la ría dimos casi de inmediato con la Gaviota de Bonaparte:
Es la de la derecha. Como el lunes, sólo la vimos en ese momento, y por mucho que la buscamos después, no hubo manera. Igual Iker Jiménez es capaz de arrojar luz sobre este misterio. Bimbo para Marta, que se gastó el saldo del móvil enviando SMS a todo Polonia. Hizo mal.
A los pocos minutos empezó a caer agua. No tanto como presagiaban los charranes, sino suelto, cansino. Como si de tanto jarrear estos días de atrás las nubes estuvieran ya aburridas y lloviendo por llover, sin entusiasmo... De modo que nos enfundamos los chubasqueros y tiramos palante.
Ya no estaba el Flamenco. Desilusión para Marta. También faltaba una de las tres espátulas de anteayer. Las Garzas reales eran 36, las Garcetas comunes 24 y los Cormoranes grandes 14. La gran superficie de césped inmediata al paseo estaba encharcada y llena de Gaviotas. Entre éstas y alguna que había por el juncal conté 74 Cabecinegras, la mayoría aves de primer invierno. Buena cifra. También la primera Gaviota cana de este invierno, un ejemplar de primer año. Entre los paseriformes, una Lavandera cascadeña y 4 Buitrones.
Seguimos un poco más hasta detenernos ante un grupito de Gaviotas sombrías de la subespecie Larus fuscus graellsii, que es rareza en Polonia. Había ejemplares de varias edades, y pudimos comparar a los jóvenes con uno de Gaviota patiamarilla. Y por allí cerca, el primer Zampullín chico de este invierno en la ría.
Ya de regreso, nos acercamos a echar una nueva ojeada a las Gaviotas cabecinegras, pues no son precisamente comunes allí en Poznan. Entonces saló la gran sorpresa:
¡Gaviota guanaguanare de segundo invierno! ¡Larus atricilla! ¡Y Marta sin saldo en el móvil para hacer probar las mieles de la envidia a sus amigos! Si hubiese aparecido por allí el mismísimo Elvis Presley no le habríamos hecho más fotos para Iker Jiménez:
La vimos volar, posarse, acicalarse... Bien podría ser el ejemplar de primer invierno que estuvo aquí hasta principios de abril. O no.
Nada menos que dos yankees en un mismo día. A Marta no se le iba la sonrisa cuando nos despedimos. Lástima lo del saldo...
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