11.9.06

11 de septiembre: Por fin llueve

No es que cayese la gran tromba, pero poco a poco el orballo se convirtió en goteo, y goteo en duchita. Haga el calor sofocante que haga, yo siempre llevo el chubasquero en la mochila, y la mochila al hombro. Así que me mojé sólo lo imprescindible (también debajo de la camisa: el calor no se ha ido; “tengo la camisa negraaa…”).

La marea, muy baja, estuvo subiendo mientras yo recorría la orilla en busca de la Bonaparte. Nada. Nada de nada. Sí había entrada de Correlimos comunes, pues conté 33. También 26 Chorlitejos grandes, dos Agujas colipintas (es decir, una nueva) y las dos colinegras.

Ha aparecido un Archibebe común, y sigue aquí un claro. Las Garzas reales eran 20, y 11 los Cormoranes grandes. Y un Gavión

¿Y el Correlimos pectoral?

Cuando ya me iba escapando del chaparrón, veo a lo lejos tres figuras protegidas por paraguas y armadas con trípodes. Una de ellas me saluda con la mano. ¿Quién será? Miro con el telescopio y veo a Salaverri muerto de risa. Viene con Antonio y Luz a ver si ven al pectoral. Yo no lo he visto, y les deseo suerte. Charlamos un rato, pero yo me tengo que ir.

A las 19:30 me mandan aviso de que no han dado con él. Ni con la Bonaparte.

Sé que viene más gente a mirar. A ver...

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