20.9.06

Gordon

Esta noche se nos echa encima ese ex-huracán con nombre de ginebra y, según dicen, fuerzas maltrechas de boxeador encanecido tras haber alcanzado las aguas frías de estas latutides. Mientras tanto, anda ya por Azores haciendo de las suyas, indignado por no haber podido alcanzar las costas de Carolina y recibir así la atención con que la CNN recibe a sus hermanos. Gordon, no eres nadie. Escondida tras él viene Helene, otro ex-huracán. Forman una encantadora parejita:


Estos días hay muchas aves volando rumbo al sur frente a las costas de Galicia, como ya he comentado en un correo anterior, sobre todo charranes, pardelas, y bastantes alcatraces de primer año. Pueden pasarlo muy mal si los vientos alcanzan los 120 km/hora que hace un rato auguraban en una radio. Con ocasión de episodios semejantes, hace años llegaron a hallarse alcatraces en un monte de Santiago y cerca de la comarca de A Limia, en Ourense. Cuando el famoso Hortensia, que atizó nuestras costas el 3 de octubre de 1984 con hasta 130 km/h, la bahía del orzán, en pleno corazón de A Coruña, se fue llenando de págalos, gaviotas, falaropos y otras aves que la alcanzaban sobrevolando la ciudad cuando el vendaval se tomaba un respiro. Yo entonces vivía junto a la playa, y recuerdo ver desde la ventana de casa lo muy mal que lo pueden llegar a pasar las aves marinas cuando son zarandeadas por los elementos y están perdidas entre los espumarajos de un mar enloquecido. Es todo un espectáculo, no cabe duda. Un espectáculo tan impresionante como doloroso. Aquel día presencié cómo al menos una gaviota y un ostrero eran arrastrados por las rachas de viento hasta perderse contra los edificios.

No conviene olvidar, por otro lado, que además de aves nuestro mar es cada día surcado por numerosos barcos con la barriga llena de hidrocarburos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

olaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa